En 1.982 llegó el primer mundial del que tengo recuerdos. Aquellos tíos vestidos de azul que jugaron dos partidos en Sarrià, anularon a Maradona y a la entonces campeona Argentina, y noquearon a la todopoderosa Brasil llamaron mi atención. Me encantaba ver a Gentile luchar cada balón como si le fuera la vida, a Rossi celebrando goles uno tras otro pese a que parecía que en cualquier momento se caería, a Scirea y Conti jugando todos los balones con clase, … Los seguí hasta la final, allí la emoción de Tardelli al marcar el 2-1 y el “abuelo” saltando en la tribuna me conquistaron para siempre, desde entonces siempre he sido Azzurri.
He tenido más alegrías que decepciones, aunque los penaltis casi siempre nos fueron en contra (pese a la fama de la “suerte italiana” perdieron por penaltis en 1990, 1994, y 1998) y normalmente he visto los mundiales con pasión más tiempo que todos mis colegas que siguen a “la roja”… pero la vergüenza y el ridículo hecho por Italia en este Mundial supera cualquier mala actuación española.